Los pulgones son insectos parasitarios que causan gran daño a las plantas que los hospedan, ya que perforan y succionan la savia tanto de los tallos como de las hojas; convirtiéndose en una de las plagas más destructivas. De ahí la importancia de eliminarlos completamente de nuestro jardín, huerto o parcela.
Los áfidos o mejor conocidos como pulgones, son insectos pequeños con una morfología poco variada y taxonómicamente son animales que no están relacionados con las pulgas. Parasitan las plantas de las cuales se alimentan, llevándolas a un estado de atrofia y debilitamiento que pone en peligro su existencia.
Suelen llegar cuando el frío invernal acaba, momento en que las plantas comienzan a despertar y a dar brotes tiernos. Por esto, las estaciones preferidas de esta plaga abarcan desde la primavera hasta el otoño.
Características reproductivas y morfológicas
Se conoce que la vida promedio de estos insectos es de un mes. Cada pulgón hembra se reproduce de forma asexual; es decir que no necesitan de la intervención de un macho.
Algo que se debe tomar en cuenta es su alta tasa de reproducción, pudiendo cada hembra procrear un estimado de hasta 100 descendientes. Por esto, son insectos que pueden llegar a cubrir rápidamente una planta, en cientos de miles de individuos y convertirse en una plaga de proporciones alarmantes.
Estos animales invertebrados poseen un aparato bucal picador-chupador, con el cual perforan la planta y se adhieren a ella para extraer su savia. Suelen ser de tamaño pequeño, con unos pocos milímetros y su cuerpo tiene forma ovoidal.
Algunos se pueden diferenciar por su coloración, tales como el pulgón blanco, pulgón verde, rojo, negro y otros pueden llegar a presentar manchas o motas. Así mismo, entre los tipos de pulgones conocidos existen algunas especies sin alas y otros alados. En estos casos los pulgones presentan dos pares de alas pequeñas, membranosas y transparentes.
Por otro lado, existen variedades monogafos; es decir, pulgones específicos que se alimentan de determinadas especies vegetales, tales como el pulgón ceniciento del manzano y el pulgón negro de la faba. Mientras que otros, como el pulgón amarillo, tienen la capacidad de atacar indiscriminadamente diversos tipos de plantas y gran variedad de cultivos como el sorgo, caña de azúcar, avena, cebada, trigo, maíz y arroz.
Una plaga potencialmente dañina
Se trata de una plaga potencialmente destructiva para la agricultura, horticultura, silvicultura, jardines y espacios verdes, ya que causan serios daños en las plantaciones y especies ornamentales.
Los hábitos de alimentación de los pulgones tienen efectos perjudiciales en la vegetación, tanto a nivel estético, como en la salud y en la producción. En tal sentido, pueden debilitar la planta, atrofiarla y retrasar su crecimiento. También pueden deformar las hojas, decolorarlas y atrofiar los nuevos brotes; al tiempo que merman la producción y el rendimiento en los cultivos atacados.
Los pulgones en las plantas, especialmente cuando ocurren grandes infestaciones, producen una secreción pegajosa y azucarada llamada melaza. Esta melaza hace que las hojas y los frutos sean pegajosos, lo cual le resta valor comercial al cultivo. Además, es una sustancia dulce que atrae las hormigas y favorece el crecimiento de los hongos de la negrilla; lo que ensucia la fibra, impide la fotosíntesis y también la respiración de la planta.
Por otra parte, estas plagas en plantas pueden ser vectores de virus. Los pulgones al clavar su aparato chupador para succionar la savia en diversas plantas, pueden transmitir agentes patógenos y aún se desconoce la cura para estos virus. Ante esto, la mejor alternativa es prevenir las infestaciones.
Recomendaciones para su control
A fin de poder controlar esta plaga y tener un manejo adecuado acerca de cómo eliminar el pulgón, es importante realizar un monitoreo frecuente que ayude a la detección temprana de infestaciones. Las colonias de pulgones se multiplican a gran velocidad, por lo que descubrir la plaga en sus inicios podría facilitar su eliminación.
Para ello, se deben inspeccionar con regularidad los tallos, brotes, botones de flores y brotes tiernos. De igual modo, es aconsejable asegurarse de revisar cuidadosamente el reverso de las hojas y monitorear las temperaturas en las cuales los pulgones se encuentran más activos; estas temperaturas pueden oscilar aproximadamente entre 24 y 26ºC.
Por otra parte, se debe evitar el uso indiscriminado de fertilizantes nitrogenados, producto preferido por los pulgones; por lo que se recomienda utilizar solo la cantidad indicada por el fabricante.
Así mismo, se podrían cultivar brotes de hortalizas dentro de un invernadero o bajo cubiertas protectoras en un jardín. También se aconseja utilizar un chorro fuerte de agua, en el caso de plantas robustas, para romper las partes bucales del insecto y así evitar que puedan alimentarse. Si existen copas densas en los árboles, podrían podarse para reducir su hábitat.
Otra forma de controlar los pulgones eficientemente es proporcionar un hábitat para los depredadores naturales de esta plaga; tales como las crisopas, mariquitas y avispas parasitarias. Por esto, no se debe utilizar un insecticida para plantas de amplio espectro que afecte su población; por lo que lo más aconsejable es elegir específicamente un insecticida para pulgones.
Remedios caseros para el pulgón
Cuando lo que se busca es minimizar el impacto ecológico al fumigar con insecticidas químicos, cabe la pregunta ¿cómo eliminar plagas en las plantas de forma natural? Para ello, existen algunos remedios para el pulgón donde se utilizan elementos naturales como el ajo y el vinagre; los cuales actúan eficientemente para controlar y combatir esta plaga.
Se puede preparar una infusión de ajo casera y con ella pulverizar las plantas afectadas. El ajo es un poderoso antiparasitario, antibacteriano e insecticida natural.
Así mismo, indistintamente que la planta está sembrada directamente en tierra o en macetas, también se puede fumigar con vinagre para prevenir la infestación, ya que el vinagre emite un olor repelente que aleja estos insectos. Por esto, más que combatir, el vinagre se utiliza preferiblemente como un remedio preventivo.
Realizar un diagnóstico a tiempo del problema de infestación va a ayudar a reducir las consecuencias de esta plaga dañina. Por esto, la prevención es la clave para combatir estos insectos.