¿Cómo cuidar los diferentes tipos de calabaza?

Última actualización: 23.04.24

 

La calabaza es un alimento conocido en el mundo por sus propiedades nutritivas y por ser una de las hortalizas más versátiles, ya que puede ser consumida en innumerables recetas. Aunque su cultivo requiere de cuidados específicos, si dispones de un pequeño huerto en casa, podrás cosechar este delicioso alimento.

 

La calabaza es un alimento muy versátil, con él se pueden preparar múltiples recetas tales como cremas, sopas, purés, pasteles, flanes, confituras e incluso guarniciones. También se puede cocinar salteada, hervida, gratinada o al horno.

Existen más de tres mil variedades de calabaza en el mundo y su peso puede oscilar entre los 2 y los 8 kilos; aunque hay especies gigantes que llegan a alcanzar hasta los 600 kilos. También se pueden encontrar con distintas formas y colores, como la calabaza blanca, calabaza amarilla y la calabaza verde.

 

Beneficios y propiedades de esta hortaliza

La OMS recomienda la ingesta de calabaza en la dieta diaria, ya que se trata de un alimento rico en fibra, vitaminas B2, B6 y C; también aporta hierro, magnesio, yodo, calcio, sodio, zinc, potasio y ácido fólico. Además, es bajo en carbohidratos y calorías.

Entre las propiedades de la calabaza tenemos que fortalece nuestro sistema inmune, previniendo diferentes enfermedades. También funciona como antioxidante, gracias a la combinación de vitaminas y minerales que posee.

De igual modo, favorece la salud cardiovascular; ya que controla los niveles de colesterol y la hipertensión arterial. Así mismo, es una hortaliza recomendada para tratar afecciones del aparato digestivo tales como estreñimiento, úlcera gastroduodenal y gastritis.

Por otra parte, su composición ayuda al buen estado de la visión, por lo que previene cataratas, ceguera nocturna y fotofobia. Además, cuida los riñones y el aparato urinario, ya que evita la formación de cálculos renales, cistitis, insuficiencia renal y también la acumulación de líquidos en el organismo.

Clases de calabazas

Aunque la naturaleza nos brinda muchos tipos de calabazas comestibles, existen cuatro clases que son las más conocidas:

Cucurbita maxima Duchesne

Esta calabaza tiene forma redondeada y también es conocida como auyama o cabeza de turco. Es una variedad originaria de Sudamérica y es de las más cultivadas actualmente en el mundo. Se usa principalmente para decoración, por lo que es una especie que se cataloga entre las calabazas ornamentales y sus frutos gigantes pueden alcanzar un peso de hasta 20 kilos.

Cucurbita moschata Duchesne

Esta variedad de calabaza es una de las especies que más se cultiva en España y se le conoce popularmente como calabaza violín. Tiene usualmente forma alargada, aunque dependiendo de la especie puede adquirir otras presentaciones. Se cree que son originarias de México.

Cucurbita ficifolia Bouché

Se le conoce como calabaza confitera o cabello de ángel. A diferencia de otras variantes que ofrecen una piel amarilla o naranja, esta especie de calabaza presenta un exterior verde oscuro, verde claro y vetas en blanco. Su pulpa es utilizada sobre todo en repostería, ya que una vez cocida se obtiene un delicioso dulce.

Cucurbita argyrosperma Huber

Es conocida también como calabaza pinta. Esta hortaliza es originaria de Centroamérica, especialmente de México. Posee una pulpa amarga, razón por la cual no es usada en repostería y sus semillas se consumen molidas. Su cáscara es verde oscuro con vetas claras.


Algunos cuidados a considerar en su cultivo

La calabaza es un vegetal que presenta dos tipos de crecimiento. Están las especies de crecimiento determinado, las cuales crecen en forma de arbusto; y también están las de crecimiento indeterminado que pueden ser trepadoras. Estas últimas producen ramificaciones que se sujetan de superficies, de otras plantas o se extienden en el suelo.

Las más comunes son las de crecimiento indeterminado que se extienden de forma horizontal, por lo que es importante a la hora de cultivar disponer de suficiente espacio entre cada planta (al menos un metro de distancia), a fin de que las calabazas puedan crecer y desarrollarse de una manera óptima.

Por otra parte, son plantas que deben contar con humedad e iluminación. Por esto, se siembran en lugares donde inciden directamente los rayos del sol y para su hidratación, es conveniente usar una regadera que evite que el sustrato se seque. Otra opción es utilizar un acolchado que conserve la humedad. Sin embargo, no deben regarse en exceso; evitando mojar las hojas y las flores.

Lo más importante de la siembra

La calabaza debe sembrarse preferiblemente a comienzos del mes de marzo; pudiéndose retrasar hasta mayo si el clima es frío. La razón de esto es que se trata de una planta que requiere para su cultivo de una temperatura que oscile entre los 32 y 37ºC, cuando se siembra a 10ºC o menos su desarrollo se paraliza.

En cuanto a la preparación de las semillas; a fin de favorecer la germinación, estas deben envolverse por 48 horas en un paño mojado. Pasado este tiempo, se desinfectan separando una de la otra; para lo cual se usará una preparación insecticida o fungicida especialmente pensada para estos casos.

Las semillas deberán sembrarse dejando el espacio necesario entre cada una. Así mismo, se debe considerar si se trata de un huerto doméstico o de grandes extensiones de terreno; en este caso, los expertos aconsejan utilizar 5 kilos de semillas por cada hectárea cultivada.

Una vez que las plantas han generado tres o más hojas, se seleccionan las más vigorosas y sanas. Este momento debe aprovecharse para incorporar abono y regar en caso de ser necesario.

 

La cosecha

El tiempo de la cosecha llega cuando han transcurrido aproximadamente cuatro meses desde el momento de la siembra. Algunas calabazas generan sus frutos cerca del tronco, mientras que otras variedades las producen a una distancia de metro y medio.

Es aconsejable que las calabazas sean recogidas una vez que la corteza esté dura. Esta recolección debe hacerse durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, especialmente antes de que comiencen las heladas. Deben cortarse con el pedúnculo e incluso, algunas veces, con un trozo de tallo.

El cultivo de calabazas es posible no solo en grandes hectáreas para uso comercial, sino también a nivel doméstico en pequeños huertos.

 

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