¿Cómo cultivar y curar Alocasia?

Última actualización: 25.04.24

 

Si te hablamos de la Alocasia, seguramente no te suene mucho esta planta. Si nos referimos a ella como la Oreja de Elefante, tal vez resulte algo más familiar. Pero si hablamos de una planta con enormes hojas que encontramos en muchos jardines, entonces es muy probable que sepas ya de qué se trata.

 

En la actualidad, son muchas las especies vegetales que se han ido adaptando a nuestro entorno, de manera que hoy día podemos incluir en nuestro jardín plantas propias de la selva o jungla. Una de ellas es la Alocasia, una de las plantas de hojas grandes de exterior más conocidas. De hecho, el sobrenombre de esta planta es el de oreja de elefante, gracias a unas hojas que pueden llegar a 150 centímetros de largo, en el caso de la Alocasia Gigante.

Si tienes interés en incluir esta planta en tu jardín o incluso tenerla en casa, la buena noticia es que hay variedades diferentes que se adaptan a distintos entornos. Además, pese a su carácter tropical, no es una especie con unas exigencias extremas en lo que a clima se refiere. Para que tengas todo claro, resumimos todo lo que tienes que saber sobre esta planta en nuestra guía.

 

Características de la Alocasia

La Alocasia es un género de plantas pertenecientes a las Aráceas, donde se incluyen diferentes modalidades procedentes del sudeste asiático. Son plantas que siempre están verdes y cuentan con un rizoma subterráneo. Este se encarga de mantener la planta siempre verde, al funcionar este razona como un órgano de reserva de nutrientes, similar a una raíz. De esta parte surgen las hojas y las flores, aunque estas últimas son escasas.

La Alocasia o planta de oreja de elefante se reconoce por el gran tamaño de sus hojas. Estas visten de color cualquier jardín y le dan un aspecto muy atractivo a cualquier entorno. Las mismas ofrecen un bonito color verde intenso, aunque según las diferentes variedades encontramos hojas que van del color morado al broncíneo. En todas ellas, las nervaduras de la planta saltan a la vista.

Respecto de las variedades, las principales son la Alocasia Cuprea, de color verde púrpura y con hojas de 70 centímetros. También tenemos la Alocasia Macrorrhiza, que puede llegar a 5 metros de altura y cuenta con hojas ovaladas. La Alocasia Sanderiana cuenta con hojas más alargadas y rematadas con nervaduras de tono metálico, mientras que la Alocasia Cucullata, de carácter convencional, es un clásico entre las plantas de interior.

El cultivo de la Alocasia

Pese a ser una planta tropical, su cultivo no es demasiado complejo. La prueba la tenemos en que la temperatura ideal de cultivo va de los 20 a los 24 grados, no debiendo bajar la misma de los 15 grados durante su fase inicial. Esta especie requiere de una buena iluminación, aunque no debe exponerse al sol directo.  Además, es importante ir girando las plantas cultivadas en maceta, puesto que las hojas tienen tendencia a moverse hacia el sol.

Durante las primeras fases del cultivo, es conveniente que la planta esté en interiores, sacándola al exterior una vez que empiezan las temperaturas agradables de la primavera. Cuando empieza el otoño, una vez que la temperatura baje de los 15 grados, conviene guardarla de nuevo en el interior.

Respecto del riego, este debe ejecutarse de forma generosa durante la época cálida, de primavera a verano. Una vez llegue el otoño, se reducirá dicho riego a lo necesario para mantener la tierra ligeramente húmeda. Un exceso de agua puede pudrir los rizomas. Se recomienda limpiar las hojas, bien con el agua de la ducha o con la de las regaderas que utilices para el riego.

Otro aspecto clave del cultivo es el abono de la Alocasia. Este se realiza desde primavera hasta final de verano, mezclando abono líquido con el agua de riego. Es necesario utilizar productos específicos ricos en nitrógeno, fósforo y potasio, así como otros microelementos como el zinc o el boro. Este proceso debe repetirse cada 3 o 4 semanas, según el estado de la planta. Por cierto, se recomienda reducir ligeramente las dosis respecto de lo que suele indicar el fabricante, para no saturar la planta.

En esta guía no hemos hablado de la poda, dado que la misma no es necesaria. Lo único que tenemos que hacer es eliminar las hojas enfermas o que sean viejas, que se reconocen por su color amarillo. Fuera de este mantenimiento general no es necesario realizar podas específicas de la planta.

Cómo curar una Alocasia

Por sus características, la Alocasia es una planta que sufre diferentes problemas, tanto propios como causados por agentes externos. Entre ellos, tenemos el amarilleo de las hojas, que se debe a un riego insuficiente. Conviene aumentar el riego, aunque sin excederse. Si las hojas se oscurecen y se marchitan, esto se debe a la acción de la luz solar directa. Es necesario cambiar de ubicación la planta y eliminar las hojas afectadas. También es posible que las hojas pierdan brillo y muestren zonas parduzcas. En este caso, el problema está derivado de una falta de abono.

Sin embargo, si lo que aparecen son manchas pardas en la zona del envés de la hoja, las mismas pueden estar causadas por las plagas de la Alocasia. Entre ellas, tenemos la cochinilla, en su variedad convencional, parda o algodonosa. Dependiendo de la zona afectada, basta con lavar la misma con agua y jabón neutro, si la afectación es pequeña, o recurrir a productos específicos para estas plagas, si la infestación es mayor. Cuanto antes se detecte, mejor.

 

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