¿Cada cuánto se riega un cactus?

Última actualización: 25.04.24

 

Aunque los cactus y suculentas son una de las plantas que menos cuidados requieren, esto no supone que podamos abandonarlas a su suerte sin que acaben muriendo. Por eso conviene saber cómo cuidar de un cactus y cada cuánto tiempo debemos realizar algunas operaciones vitales para su supervivencia, tales como el riego o el abono.

 

Los cactus son una de las plantas más duras que tenemos a nuestra disposición. Estas especies apenas necesitan de riego, ni cuidados especiales, además de ser capaces de soportar adecuadamente las condiciones climáticas más complejas, especialmente en entornos muy calurosos. Sin embargo, esto no quiere decir que podamos dejar de lado el cuidado del cactus tras haberlo plantado y esperar que sobreviva sin nuestra atención. Algo que piensan muchas personas que no saben cómo cuidar un cactus como se debe.

Para evitar este final, hay ciertas operaciones que deberemos ejecutar con frecuencia como el riego, el abonado o incluso el trasplantado de los cactus, en caso de que estos se encuentren en maceta y crezcan más de lo que dicho recipiente soporte. 

Si no tienes muy claro cómo empezar o no sabes cada cuánto hay que regar un cactus o qué abono añadir a la tierra de tus cactus, no tienes más que seguir leyendo este artículo, donde aclaramos las principales dudas respecto del cuidado de estas plantas.

 

Cuándo regar un cactus

Una de las cuestiones que más dudas despierta respecto de estas plantas es saber cuándo regar los cactus. Para responderla, empezaremos dividiendo las plantas según su ubicación, dado que los cuidados de los cactus en macetas difieren de los que se encuentran plantados en exteriores.

Empezando por los cactus en macetas, la recomendación general es que el riesgo se realice cada quince días durante la primavera y el otoño, mientras que durante el verano será necesario regar cada vez que veamos que el sustrato está seco y, como referencia, una vez a la semana. Este riego deberá ser más frecuente en caso de que los cactus estén plantados en macetas de barro, dado que estas tienden a perder la humedad con mayor rapidez que las macetas de plástico. 

También es importante que, a la hora de cultivar estos cactus pequeños, la tierra disponga de un buen drenaje y que no coloquemos el clásico platito debajo de la maceta. Esta acumulación de agua puede acabar por pudrir las raíces de la planta.

Respecto de los cactus de exterior, el riego dependerá de las condiciones climatológicas del entorno. Si durante el otoño y la primavera suele llover con cierta frecuencia, no será necesario realizar riego alguno. En caso contrario, suele bastar con regar una vez cada dos semanas, aunque siempre que la temperatura no baje de los 10 grados. Precisamente por eso, durante el invierno apenas se deberían regar los cactus, a menos que veamos que los mismos se ponen mustios. En cuanto al verano, la recomendación general es regarlos cada semana o semana y media, dependiendo de la cantidad de luz solar que reciban.

En todos los casos que hemos comentado, a la hora de regar cactus es importante que no nos pasemos con la cantidad de agua y que, si tenemos dudas a la hora de regar o no, nos abstengamos de hacerlo. Siempre será más fácil corregir la falta de riego y reactivar un cactus algo mustio que sanar un cactus con zonas podridas por un exceso de agua.

 

El abonado del cactus

Otro elemento vital para la buena salud de cualquier cactus es el abono. Pensemos que este tipo de plantas tienden a agotar el sustrato en poco tiempo, debido a su modo de crecimiento y al lavado generado en la tierra por el riego. Por lo tanto, es clave utilizar un abono para cactus adecuado a la especie que estemos cultivando, a fin de recuperar ese suelo y mantener la planta en un entorno saludable.

En general, el proceso de abonado debería iniciarse cuando veamos que los cactus empiezan a crecer, lo que se manifiesta en detalles como la presencia de nuevos brotes. Desde principio de primavera hasta que llegue el otoño, iremos abonando la planta una vez al mes, cesando el proceso de abonado durante el invierno.

Respecto del producto a utilizar, en general suele ser mejor el abono que se disuelve directamente en el agua de riego que aquellos que tienen una presentación granulada y se vierten en la tierra. Si le echamos un vistazo al mercado, veremos productos que sirven para todos los tipos de cactus de interior e incluso de exterior. Y es que las necesidades de las diferentes especies de cactus y plantas crasas vienen siendo las mismas, así que no suele ser necesario recurrir a productos muy específicos.

Otros cuidados

Como último apartado, queremos mencionar algunos cuidados importantes para el cactus, más allá del riego y del abono. Uno de ellos son las plagas. Los cactus, por sus características, son un bocado muy apetecible para las cochinillas. Su presencia se percibe en forma de arenilla grisácea o bien de bolbas de algodón de color blanco, presentes tanto en las paredes planas como cerca de los pinchos. En caso de notar su presencia, basta con pulverizar algún producto adecuado contra estas plagas para eliminarlas.

Respecto de la poda, la misma no es necesaria para el cactus. Solo en caso de que la planta tenga una parte rota o enferma deberíamos eliminar la misma, realizando un corte recto de la zona afectada, preferentemente durante el verano.

En cuanto a los trasplantes, los cactus prefieren los espacios pequeños. Si tienes cactus de maceta, puedes apurar la misma hasta que veas que se queda ya pequeña para el tamaño de la planta. Es clave que a la hora de realizar el trasplante uses una tierra de calidad y con un drenaje adecuado.

Finalmente, no queremos olvidarnos de las frutas de cactus. Entre ellas, tenemos la fruta del dragón, similar a una alcachofa, el garambullo, similar en tamaño a una cereza, o los famosos higos chumbos. De estas frutas podemos obtener la mejor vitamina C para nuestra alimentación, de alta calidad y con un sabor muy interesante. No obstante, es vital que antes de comerte cualquiera de estas frutas verifiques que la planta genera frutos comestibles y que tomes todas las medidas necesarias para eliminar los pinchos y demás elementos peligrosos que suelen tener estos frutos en su estructura.

 

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