Los desechos domésticos se han convertido en una fuente aprovechable de suplementos minerales para las plantas. Tal es el caso de un fruto de importancia económica a nivel mundial como lo es el plátano, que una vez consumido se puede emplear su corteza como fertilizante, ya sea directamente o mediante preparaciones líquidas de fácil elaboración.
El impulso que ha tenido la agricultura ecológica sostenible en los últimos años ha permitido que se conozcan los grandes beneficios de muchos de los desechos que día a día resultan de las cocinas o del procesamiento de los mismos productos agrícolas. Y es que no hay que ser un experto o tener grandes extensiones cultivadas para aprovecharlos, ya que desde casa se pueden elaborar efectivos fertilizantes para las plantas tanto del huerto como del jardín.
En ocasiones las plantas ornamentales, medicinales o de interés culinario desmejoran notablemente su apariencia, puesto que como todo organismo vivo requiere de nutrientes para mantener su vitalidad. Uno de ellos es el potasio, el cual se puede aportar fácilmente mediante el empleo de las cáscaras de plátano o, en su defecto de banana, una vez que son transformadas por acción de agentes físicos o microbiológicos.
Generalidades de este fruto
El plátano pertenece a la familia de las Musáceas y es un cultivo sobresaliente a nivel mundial, no solo por su valor nutricional (potasio, magnesio e hidratos de carbono), sino también culinario, ya que permite procesarse y consumirse de diferentes formas (harina, snacks, fritos, cocidos, horneados) de acuerdo al gusto y cultura del consumidor. Además, constituye para muchos países una de sus principales fuentes de ingresos económicos.
Aprovechamiento de los residuos del plátano
Dada su gran demanda sus desechos se han convertido en una alternativa viable para la producción de bioplásticos por su alto contenido de almidón y celulosa. Sin embargo, a pequeña escala, sus cortezas también pueden aprovecharse como biofertilizante o fertilizante orgánico, ayudando a optimizar el suelo y por ende las plantas que en él se sustentan. De ahí que, indistintamente de la forma como se quiera aplicar, solo basta con invertir un poco de tiempo y tener a mano una que otra herramienta y utensilio.
1. Como abono directo
Una de las alternativas más prácticas y directas de aprovechar sus beneficios es enterrarlas directamente sobre el suelo o sustrato en el que se sostiene la especie vegetal. En tanto que, para acelerar su proceso de degradación, bien se pueden reducir de tamaño (picar, triturar o trocear) y dejar secar por algunos días antes de su aplicación u hornearlas a 90 grados centígrados por espacio de quince minutos.
Sus efectos serán más apreciados tanto en la época de siembra como en la de floración. Algunos expertos recomiendan, por ejemplo, aplicarlas una vez al mes; sin embargo, se debe prever que las dosis exageradas podrían no brindar los resultados esperados, al modificar la composición del sustrato, sobre todo si se trata de espacios reducidos como las macetas.
2. Como abono líquido
Esta presentación bien puede ser preparada a partir de una infusión directa con las cortezas de plátano o como ingrediente en la preparación de humus líquido por acción de la lombriz roja californiana. En el primer caso, los residuos del plátano se ponen a hervir, previamente troceados, a razón de 5 cortezas por litro y medio de agua, durante 15 minutos. Transcurrido dicho tiempo se deja reposar para después filtrar y conservar adecuadamente en un envase limpio y seco. Si se quiere aumentar su efectividad se le puede adicionar miel (una cucharada), pero es un ingrediente opcional a gusto y disposición del usuario. Dicha preparación fomentará tanto la floración como producción de frutos o flores, una vez que aplique en forma de riego sobre la planta a fertilizar.
Ahora bien, si cuentas con un lombricompostador puedes adicionar allí las cáscaras como alimento para las lombrices y una vez digeridas estas, se aprovechan en cualquiera de los subproductos de este método. Los cuales son fácilmente asimilados por las plantas al tiempo que previenen la ocurrencia de enfermedades.
3. Como componente del compost casero
El compostaje en casa se ha hecho popular, dado que no se requiere de gran demanda en espacio y equipo especializado. Además, con ello se contribuye en el bienestar ambiental, al reciclar y aprovechar parte de los desechos domésticos producto de la cocina o de la limpieza de las áreas verdes. Así como también el ahorro económico pues se evita la adquisición de fertilizantes químicos, que pueden contener componentes no seguros.
De ahí que, el compost casero se convierte en otra de las alternativas eficientes para aprovechar el aporte nutricional de las cortezas de plátano o de banana que frecuentemente se consumen en el hogar. Además, estaría formando parte de un producto nutricional muy completo con propiedades similares a las del mejor fertilizante del momento (verifica algunas opciones para comprar en este enlace). Para acelerar su proceso de descomposición se pueden reducir de tamaño, tal como ocurre con las alternativas anteriores.
4. Como puré
De las maneras de aprovechar las cortezas de plátano como fertilizante orgánico, tal vez esta es la que resulte un tanto más compleja de preparar, no solo por el tiempo de procesamiento que implica, sino por el cuidado para evitar contaminaciones (crecimiento de moho negro) que desencadenen en la pérdida del producto en su totalidad.
Dicho puré se obtiene de la fermentación de las cáscaras de plátano, las cuales se dejan por espacio de una semana sumergidas en agua en condiciones aeróbicas para garantizar acción de las bacterias. Después son procesadas hasta obtener una consistencia cremosa; el producto finalmente es diluido con un poco de agua para ser aplicado al suelo de las plantas a nutrir.
Como se ha notado las cortezas de plátano o banana se pueden emplear como fertilizante de diferentes maneras. Aprovechando su alto contenido de potasio y otros nutrientes. Por lo que, si se quieren ver las plantas ornamentales o de consumo del hogar saludables y productivas, bien se puede poner en práctica alguna de las alternativas anteriormente detalladas y crear un fertilizante económico, versátil y 100% amigable con el ambiente.